By: Roman Flores, Catechetical Ministries Coordinator
When a person accepts Christ, they are exposed to a concept with which they may not be too familiar or perhaps just beginning to understand. As catechists that take part in this process through our ministries that is where our work has just begun. When we serve in a ministry that allows us the opportunity to be participants in the faith formation of those that the Lord will send before us, the first years, and even the first 24 hours, are vital to establishing an understanding and a profound representation as to who the Lord is, or at least can be for them. You might be the first time someone is exposed to the teachings of Jesus Christ.
It might be the first time someone has met the Lord, but it shouldn't be the last.
The process of helping those we catechize, and perhaps even new believers grow in their faith is a lifelong process. During this time of new discovery and wonder, new believers can begin to grow in maturity and learn to become multiplier disciples, Christians who help others come unto Christ and grow in their new faith. You will catechize people you will not even get to know. And through this process we will continue to grow ourselves. Not just as individuals, but as God's people.
But this requires effort in of itself and a clear sense and understanding of the absolute potential found within each and every one of our plans and actions that can share only a seed of knowledge with those the Lord places before us.
As we grow in faith through the guidance of the Holy Spirit, we must be willing to share His transforming power with others. It should be a transition from simply catechizing within a catechetical classroom or hall to a catechesis that is present wherever we find ourselves.
New believers may have questions and doubts, and it is important to support and encourage them. Those whom you have catechized and will continue to catechize as you practice your faith will always depend on someone showing them the way until they reach spiritual maturity to walk their own journey with more confidence and intention. But as they do so, never doubt that the full participation of the community will always be necessitated, we are after all, the Body of Christ. It is through this path of togetherness in one Spirit that we will all continue to grow.
God is doing His work. Don't take it personal when people are not interested in listening to you proclaim His Word.
God is the one who pursues them together with us and will bear fruit through His grace. In His Word He has promised to carry out the good work that has begun in us and them as each and every one of you continues on your own journey of faith together with those with whom you catechize, teach and share. Together in accompaniment and continued discovery of the salvation offered by our Lord and Savior.
Christ has no body but yours, no hands, no feet on earth but yours., Yours are the eyes with which He looks compassion on this world. Yours are the feet with which He walks to do good. Yours are the hands, with which He blesses all the world. Yours are the hands, yours are the feet, yours are the eyes, you are His body. Christ has no body now but yours, no hands, no feet on earth but yours. Yours are the eyes with which he looks compassion on this world. Christ has no body now on earth but yours.
— St. Teresa of Ávila (attributed)
El Rincón Catequético: Catequizando a Nuevos Creyentes
Cuando una persona acepta a Cristo, está expuesta a un concepto con el que puede no estar demasiado familiarizado, o tal vez, apenas comenzando a entender. Como catequistas que participan en este proceso a través de nuestros ministerios, ahí es donde nuestro trabajo acaba de iniciar. Cuando servimos en un ministerio que nos permite la oportunidad de ser partícipes de la formación en la fe de aquellos que el Señor enviará ante nosotros, los primeros años, e incluso las primeras 24 horas, son vitales para establecer un entendimiento y una representación profunda en cuanto a quién es el Señor, o al menos los Dios ofrece. Podrían ustedes ser la primera vez que alguien está expuesto a las enseñanzas de Jesucristo.
Puede ser la primera vez que alguien conoce al Señor, pero no debería ser la última.
El proceso de ayudar a aquellos a quienes catequizamos, y tal vez incluso a los nuevos creyentes a crecer en su fe, es un proceso de por vida. Durante este tiempo de nuevo descubrimiento y asombro, los nuevos creyentes pueden comenzar a crecer en madurez y aprender a convertirse en discípulos multiplicadores, cristianos que ayudan a otros acercarse a Cristo y crecer en su nueva fe. Catequizarás a personas que ni siquiera conocerás. Y a través de este proceso continuaremos creciendo nosotros mismos. No sólo como individuos, sino como pueblo de Dios.
Pero esto requiere esfuerzo en sí mismo y un claro sentido y comprensión del potencial absoluto que se encuentra dentro de todos y cada uno de nuestros planes y acciones que pueden compartir solo una semilla de conocimiento con aquellos que el Señor pone ante nosotros.
A medida que crecemos en fe a través de la guía del Espíritu Santo, debemos estar dispuestos a compartir Su poder transformador con los demás. Debe ser una transición de simplemente catequizar dentro de un cuarto o salón de catequesis a una catequesis que esté presente dondequiera que nos encontremos.
Los nuevos creyentes pueden tener preguntas y dudas, y es importante apoyarlos y alentarlos. Aquellos a quienes has catequizado y continuarás catequizando mientras practicas tu fe siempre dependerán de que alguien les muestre el camino hasta que alcancen la madurez espiritual para caminar su propio camino con más confianza e intención. Pero mientras lo hacen, nunca duden de que la plena participación de la comunidad siempre será necesaria, después de todo, somos el Cuerpo de Cristo. Es a través de este camino de unión en un solo Espíritu que todos continuaremos creciendo.
Dios está haciendo Su obra. No lo tomes como algo personal cuando las personas no estén interesadas en escucharte proclamar Su Palabra.
Dios es el que los persigue junto con nosotros y dará fruto a través de Su gracia. En su Palabra ha prometido llevar a cabo la buena obra que ha comenzado en nosotros y en ellos a medida que todos y cada uno de ustedes continúan en su propio camino de fe junto con aquellos con quienes catequizan, enseñan y comparten. Juntos en acompañamiento y descubrimiento continuo de la salvación ofrecida por nuestro Señor y Salvador.
Cristo no tiene más cuerpo que el tuyo, ni manos, ni pies en la tierra sino los tuyos. Tuyos son los ojos con los que Él mira compasión en este mundo. Los tuyos son los pies con los que Camina para hacer el bien. Tuyas son las manos, con las que Él bendice a todo el mundo. Tuyas son las manos, tuyos son los pies, tuyos son los ojos, tú eres Su Cuerpo. Cristo no tiene cuerpo ahora sino el tuyo, ni manos, ni pies en la tierra sino los tuyos. Tuyos son los ojos con los que mira compasión en este mundo. Cristo no tiene cuerpo ahora en la tierra sino el tuyo. - Santa Teresa de Ávila (atribuida)