When a relationship between two people deepens, they want to get to know each other. They spend hours talking, meeting friends and family. This getting to know each other lasts a lifetime. Our faith life is no different.
Such an encounter engenders in the hearers a desire to know about Christ, his life, and the content of his message. Catechesis responds to this desire by giving the believers a knowledge of the content of God’s self-revelation, which is found in Sacred Scripture and Sacred Tradition, and by introducing them to the meaning of the Creed (NDC 20).
Isn’t this what happens to us when we fall in love? As we come to know the other person’s life story we discover the mystery of that person. This is the task of passing on the knowledge of faith. We come to hold Scripture and Tradition close to our hearts because “each of them makes present and fruitful in the Church the mystery of Christ” (CCC 80).
God continues to speak to his people today through the authentic teaching of the Church. Through Tradition, "the Church, in her doctrine, life and worship perpetuates and she transmits to each generation all that she herself is, all that she believes." (Dogmatic Constitution on Divine Revelation, 8)
Catholic education must involve first and foremost an education in the dogmas of the Catholic faith. There are 255 infallible dogmas of the Faith and teaching what we should all believe, and why we believe it, is an essential part of our role as parents, teachers, and catechists. This is the great role that catechisms provide.
As a result, we too must be well formed in what the Church teaches by knowing the teachings of the Faith before we can serve as teachers of others. We need to understand both what the Church teaches and why She teaches it.
In the ministry of catechesis, it is crucial that catechists communicate the faith to their students. A catechist’s aim must always be to educate and help one come to understand so that they may draw closer to Christ and desire to follow him more fully. This first task is vital and assists in accomplishing that fundamental task of helping one “know, celebrate and contemplate the mystery of Christ”.
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El rincón catequético: primera tarea de la catequesis, promoción de la fe
Cuando una relación entre dos personas se profundiza, quieren conocerse. Pasan horas hablando, reuniéndose con amigos y familiares. Este conocerse dura toda la vida. Nuestra vida de fe no es diferente.
Tal encuentro engendra en los oyentes el deseo de conocer acerca de Cristo, su vida y el contenido de su mensaje. La catequesis responde a este deseo dando a los creyentes un conocimiento del contenido de la auto-revelación de Dios, que se encuentra en la Sagrada Escritura y la Sagrada Tradición, y presentándoles el significado del Credo (DNC 20).
¿No es esto lo que nos sucede cuando nos enamoramos? A medida que conocemos la historia de vida de la otra persona, descubrimos el misterio de esa persona. Esta es la tarea de transmitir el conocimiento de la fe. Llegamos a tener la Escritura y la Tradición cerca de nuestros corazones porque "cada una de ellas hace presente y fecundo en la Iglesia el misterio de Cristo" (CIC 80).
Dios continúa hablando a su pueblo hoy a través de la auténtica enseñanza de la Iglesia. A través de la Tradición, "la Iglesia, en su doctrina, vida y culto perpetúa y transmite a cada generación todo lo que ella misma es, todo lo que cree". (Constitución dogmática sobre la Revelación Divina, 8)
La educación católica debe implicar ante todo una educación en los dogmas de la fe católica. Hay 255 dogmas infalibles de la Fe y enseñar lo que todos debemos creer, y por qué lo creemos, es una parte esencial de nuestro papel como padres, maestros y catequistas. Este es el gran papel que proporcionan los catecismos.
Como resultado, nosotros también debemos estar bien formados en lo que la Iglesia enseña conociendo las enseñanzas de la Fe antes de que podamos servir como maestros de otros. Necesitamos entender tanto lo que la Iglesia enseña como por qué Ella lo enseña.
En el ministerio de la catequesis, es crucial que los catequistas comuniquen la fe a sus estudiantes. El objetivo de un catequista debe ser siempre educar y ayudar a uno a llegar a comprender para que pueda acercarse a Cristo y desear seguirlo más plenamente. Esta primera tarea es vital y ayuda a cumplir esa tarea fundamental de ayudar a "conocer, celebrar y contemplar el misterio de Cristo".