Catechetical Ministries in Motion: Our Lady of Mount Carmel, Fresno First Communion Retreat(ENG/ESP)

Article by Roman Flores, Catechetical Coordinator

Last Saturday, I was at the parish of Our Lady of Mount Carmel providing a retreat for their First Communion program. I want to thank Adriana Figueroa, the Coordinator of the program, along with her catechism team that were present and organized this event and their warm hospitality along with Fr. Carlos Serrano.

My focus was going over the Sacraments of Baptism and Reconciliation and of course Holy Communion along with moments of interaction with the students through various means, methods and activities. I also reviewed what happens after their First Communion. Just like when I provide Confirmation retreats, I want the students that receive First Holy Communion to be aware of the fact that there is a mission that awaits them afterwards. In the case of Confirmation students, I focus on their continuing journey into Young Adulthood as they begin to mature ever more fully in the faith and the potential moments of ministry service that awaits them.

With children that are making their First Communion, I speak to them of their continued attendance to Holy Mass and the reception of the Body of Christ. How even in their young lives they can begin to recognize their ministry either at their parish through events in which they can particpate or within their households as they share what they learned throughout their two years in the catechism program.

The preparations for and experience of a child’s First Communion can have an impact on them for the rest of their lives. What is essential on that day is the child’s first encounter with God, the unique intimacy of Eucharistic communion. Therefore, everything must be done to enhance this encounter, to facilitate the child’s contemplation before, during, and after the Mass of First Holy Communion.

Too often, we tend to focus all our attention on the preparation for First Communion and we fail to follow up. Yet the children of our community need us after the First Communion the most. We must encourage them to go to Mass and receive a communion that does not become a simple routine out of habbit but rather, it needs to be prepared for. Essentially, this preparation remains a secret between God and the child, but it is sometimes useful to suggest a particular effort or act of offering oneself. This preparation of the body encourages a preparation of the soul. While it is important that children do not go to communion out of habit they should be encouraged to be prepared to receive Jesus.

As Catholics, we know that the Holy Eucharist is the source and summit of our faith: it is the Body, Blood, Soul, and Divinity of Our Lord and Savior Jesus Christ. For children who are preparing to receive their First Holy Communion, this is a big event. And for all of us, no matter how many times we have received Our Lord in the Holy Eucharist, it should always be a big event as well. What makes it so special the first time is the same thing that makes it special every time. Jesus comes to us in a unique way in the Eucharist. When He comes, we receive Him into our body and our soul. This is a very beautiful, personal, and intimate encounter.

 

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Ministerios de Catequesis en Movimiento:

Nuestra Señora del Monte Carmelo, Fresno, Retiro de Primera Comunión

-Roman Flores

El sábado pasado estuve en la parroquia de Nuestra Señora del Monte Carmelo proporcionando un retiro para el programa de Primera Comunión. Quiero agradecer a Adriana Figueroa, la Coordinadora del programa, junto con su equipo de catecismo que estuvieron presentes y organizaron este evento junto con la beinvenda y hospitalidad que ofrecieron junto con el P. Carlos Serrano.

Mi enfoque fue repasar los Sacramentos del Bautismo y la Reconciliación y, por supuesto, la Sagrada Comunión, junto con momentos de interacción con los estudiantes a través de diversos medios, métodos y actividades. También repasé lo que sucede después de la Primera Comunión. Al igual que cuando ofrezco retiros de Confirmación, quiero que los estudiantes que reciban la Primera Comunión sean conscientes del hecho de que hay una misión que les espera después. En el caso de los estudiantes de Confirmación, me enfoco es en sus caminos continuos hacia la edad de jovenes adultos a medida que comienzan a madurar cada vez más plenamente en la fe y los momentos potenciales de servicio ministerial que les esperan.

Con los niños que están haciendo su Primera Comunión, les hablo de su continua asistencia a la Santa Misa y de la recepción del Cuerpo de Cristo. Cómo incluso, en sus pequeñas edades, pueden comenzar a reconocer sus ministerios, ya sea en la parroquia a través de eventos en los que puedan participar o dentro de sus hogares mientras comparten lo que aprendieron a lo largo de sus dos años en el programa de catequesis.

Los preparativos y la experiencia de la Primera Comunión de un niño podria tener un impacto en ellos por el resto de sus vidas. Lo esencial en ese día es el primer encuentro del niño con Dios, la intimidad única de la comunión eucarística. Por lo tanto, se debe hacer todo lo posible para mejorar este encuentro, para facilitar la contemplación del niño antes, durante y después de la Misa de la Primera Comunión.

Con demasiada frecuencia, a veces centramos toda nuestra atención en la preparación para la Primera Comunión y no hacemos un seguimiento. Sin embargo, los niños de nuestra comunidad son los que más nos necesitan después de la Primera Comunión. Debemos animarlos a ir a Misa y recibir una comunión que no se convierta en una simple rutina por medio de un habito, sino que deben preparar por lo cual. Esencialmente, esta preparación sigue siendo un secreto entre Dios y el niño, pero a veces es útil sugerir un esfuerzo particular o un acto de ofrecerse. Esta preparación del cuerpo fomenta una preparación del alma. Si bien es importante que los niños no vayan a la comunión por costumbre, se les debe alentar a estar preparados para recibir a Jesús.

Como católicos, sabemos que la Sagrada Eucaristía es la fuente y la cumbre de nuestra fe: es el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Para los niños que se están preparando para recibir su Primera Comunión, este es un gran evento. Y para todos nosotros, no importa cuántas veces hayamos recibido a Nuestro Señor en la Sagrada Eucaristía, siempre debería ser un gran evento también. Lo que lo hace tan especial la primera vez es lo mismo que lo hace especial cada vez. Jesús viene a nosotros de una manera única en la Eucaristía. Cuando Él viene, lo recibimos en nuestro cuerpo y en nuestra alma. Este es un encuentro muy hermoso, personal e íntimo.