The Catechetical Corner: After Easter (ENG/ESP)

Article by Roman Flores, Catechetical Coordinator
 

As we just celebrated the Resurrection of our Lord Jesus Christ, we know that it ended Holy Week, days in which we commemorated the crucifixion and death of Jesus on Good Friday and his resurrection and appearance before his disciples on Easter Sunday. After Easter, we will be in a period known as Easter Season, which lasts fifty days and ends on Pentecost Sunday.

But what happened after Easter many centuries ago when Mary Magdalene encountered the empty tomb for the first time and what does it mean for us?

Over 2,000 years ago, Jesus conquered death forever. The stone was removed from the empty tomb and we were given new life in Christ. Jesus appeared to many and spent 40 days on earth after His resurrection. During this time, He eased the doubts of His followers and guided them for the future. Jesus did not cry out His love from heaven. He showed His love on earth. Today, He does the same. He is still near, ready to hear our pleas and heal our hearts.

Jesus was the model of community. Whether breaking bread, on the road to Emmaus, or having breakfast on the beach with His disciples, Jesus made time for His relationships. Jesus was never busy to stop and show that He cared. As His followers, we are called to intentionally serve people in our family, workplace and communities. Just like Jesus, we can prioritize our community and loved ones. We can center all our friendships on and around God's Word.

Jesus comforted the broken. When Jesus returned, He was not frustrated that His disciples had not understood His plan. Instead, he found them and accepted them in their uncertainties and fears. Jesus comforted the weeping woman in front of the empty tomb, cleared Thomas' doubts, and spoke words of life and peace. Today, our Savior still offers His grace for our questions and uncertainties, our doubts, and fears. He still comes to us to heal our broken hearts.

Jesus redeemed mistakes. Before the crucifixion, Peter denied knowing Jesus three times. Later, we see Jesus restore Peter by asking him three times if he loves him and asking him to care for His people. Although Peter stumbled in his faith, it didn’t invalidate his identity in Christ. Likewise, we can trust that God's power is perfected in our weakness.

Jesus instructed and empowered. Just before ascending into heaven, Jesus said to His followers, "Go and make disciples of all the nations”. With these instructions, we are called to live each day intentionally, looking for opportunities to share the gospel. It is our responsibility to show others what it means to know God and to make Him known. My brothers and sisters in Christ, share God's Word with the people in your life and those around you. Easter may be over, but what it means to us matters all year round. Because of Jesus' death and resurrection, we can access God's grace, presence, and tranquility like never before, forever.


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El Rincón Catequético: Después de Pascua     
– Roman Flores

Como acabamos de celebrar la Resurrección de nuestro Señor Jesucristo, sabemos que terminó la Semana Santa, días en los que conmemoramos la crucifixión y muerte de Jesús el Viernes Santo y su resurrección y aparición ante sus discípulos el Domingo de Pascua. Después de Pascua estaremos en un período conocido como la temporada de Pascua, que dura cincuenta días y termina el domingo de Pentecostés.

Pero ¿qué sucedió después de Pascua hace muchos siglos cuando María Magdalena se encontró con la tumba vacía por primera vez y qué significa para nosotros?

Hace más de 2,000 años, Jesús conquistó la muerte para siempre. La piedra fue removida de la tumba vacía, y se nos dio nueva vida en Cristo. Jesús se apareció a muchos y pasó 40 días en la tierra después de su resurrección. Durante este tiempo, Él alivió las dudas de Sus seguidores y los guio para el futuro. Jesús no clamó su amor desde el cielo. Él mostró Su amor en la tierra. Hoy Él hace lo mismo. Él todavía está cerca, listo para escuchar nuestras súplicas y sanar nuestros corazones.

Jesús fue el modelo de comunidad. Ya sea partiendo el pan, en el camino a Emaús, o desayunando en la playa con sus discípulos, Jesús hizo tiempo para sus relaciones. Jesús nunca estuvo ocupado para detenerse y mostrar que le importaba. Como Sus seguidores, estamos llamados a servir intencionalmente a las personas en nuestra familia, compañeros de trabajo, y comunidades. Al igual que Jesús, podemos priorizar a nuestra comunidad y seres queridos. Podemos centrar todas nuestras amistades en y alrededor de la Palabra de Dios. 

Jesús consoló a los quebrantados. Cuando Jesús regresó, no se sintió frustrado porque sus discípulos no habían entendido su plan. En cambio, los encontró y los aceptó en sus incertidumbres y temores. Jesús consoló a la mujer que lloraba frente a la tumba vacía, despejó las dudas de Tomás y pronunció palabras de vida y paz. Hoy en día, nuestro Salvador todavía ofrece Su gracia para nuestras preguntas e incertidumbres, nuestras dudas y temores.  Él todavía viene a nosotros para sanar nuestros corazones rotos.

Jesús redimió los errores. Antes de la crucifixión, Pedro negó conocer a Jesús tres veces. Más tarde, vemos a Jesús restaurar a Pedro preguntándole tres veces si lo ama y pidiéndole que cuide de su pueblo. Aunque Pedro tropezó en su fe, no invalidó su identidad en Cristo. Del mismo modo, podemos confiar en que el poder de Dios se perfecciona en nuestra debilidad.

Jesús instruyó y empoderó. Justo antes de ascender al cielo, Jesús dijo a sus seguidores: “Vayan, pues, y hagan discípulos a los habitantes de todas las naciones”. Con estas instrucciones, se nos llama a vivir cada día intencionalmente, buscando oportunidades para compartir el Evangelio. Es nuestra responsabilidad mostrar a los demás lo que significa conocer a Dios y darlo a conocer.  Mis hermanos y hermanas en Cristo compartan la Palabra de Dios con las personas en sus vidas y los que los rodean. La Pascua puede haber terminado, pero lo que significa para nosotros importa durante todo el año. Debido a la muerte y resurrección de Jesús, podemos acceder a la gracia, presencia y tranquilidad de Dios como nunca antes, para siempre.